tiempo de escucha e interiorización
Durante los días 8, 9 y 10, la Comunidad Capitular, acompañada por P. Pedro Cabrera, cmf, está viviendo un tiempo de retiro en el que el referente es la Palabra de Dios y en el que vivimos la experiencia del encuentro como los discípulos de Emaús, en vela para reconocer el paso del Señor. En este tiempo de Gracia, invocamos la acción del Espíritu para dar la respuesta que necesita la Iglesia y el mundo.
Como a los Discípulos de Emaús, le suplicamos a Jesús “Quédate con nosotras” para que no seamos indiferentes ante la realidad que nos interpela y nos llama. Este tiempo de interiorización, nos permite a nivel personal y como Comunidad Capitular, permanecer en vela para reconocer el paso del Señor en estos tiempos de cambio, globalización y progreso.
Con palabras del Profeta Jeremías (Jr.7,23) el Señor nos invita a escuchar su voz, a estar centrados en su Palabra, a quedarse con nosotros para ser testigos de su Resurrección. Es nuestro Kairos, el tiempo favorable, el tiempo de Dios.
“Al soplo del Espíritu” que nos convocó como Comunidad Capitular lo largo del retiro reflexionamos y compartimos los misterios gozosos y dolorosos de nuestra vocación-Misión. El relato de Emaús nos acerca a Jesús Resucitado. “Entró para quedarse” … se les abrieron los ojos y lo reconocieron.
En la contemplación de los misterios gozosos, bendecimos al Señor por sentirnos llamadas como Hermanas y como Comunidad Capitular a vivir en la diversidad conducida y orientada a la comunión y unidad.
Los misterios dolorosos llevan consigo vivir en el mundo sin ser del mundo. Forman parte de nuestra vida. Nos invitan a dejar de lado la autorreferencialidad que impide al Señor y a los hermanos ocupar el lugar que corresponde, la mundanidad que dificulta nuestra vida Religiosa y Misión y la “acedia” que se manifiesta en la negación de Dios y en el debilitamiento de nuestra Fe.
En los misterios luminosos invocamos el poder de Dios, ¿a quién iremos?, Tú tienes Palabras de vida eterna. La Palabra es imprescindible para construir nuestra vida sobre Roca. En la Eucaristía, fuente de vida, se hace presente la fuerza salvadora y vivificante de vida nueva en Cristo Jesús.
Los misterios Gloriosos tienen sentido desde la experiencia de Cristo Resucitado. Desde la Encarnación, a lo largo de su vida pasó haciendo el bien, sufrió la Pasión y resucitó al tercer día. Este es también el itinerario de todo creyente.
Podemos experimentar que nos llama a seguirle en Comunidad, para que su obra salvadora, iniciada en la Encarnación, continúe haciéndose realidad en cada una de nosotras. Cristo Resucitado nos da el Espíritu Santo que nos conduce a la verdad Plena y nos lo hace reconocer en plenitud.
Esta invitación a integrar los misterios dolorosos, gozosos, luminosos y gloriosos en nuestra vida diaria, nos lleva a recobrar la alegría, la esperanza, la Paz y el testimonio del Amor de Dios en el mundo.