MENSAJE DE LAS HERMANAS CAPITULARES A LOS SEGLARES

 

MENSAJE DE LAS HERMANAS CAPITULARES

A LOS SEGLARES ALCANZADOS POR EL CARISMA “AMOR DE DIOS”

 

  Grupos y comunidades del Movimiento Seglar Amor de Dios,

  • Comunidades de misión congregacional,
  • Asociaciones Usera,
  • Seglares que se sienten cercanos y comparten el Carisma del Amor de Dios.

 CartelXVep

El día 31 de julio de 2014, concluimos el XV Capítulo General de las Hermanas del Amor de Dios, el Capítulo del tiempo jubilar del 150.º aniversario de la Congregación. Capítulo que marca la historia congregacional como el primero en que hermanas y seglares fueron convocados a testimoniar la gloria del Señor, a hacer el camino de la fe en el Espíritu y a ofrecer el agua que sólo el Señor puede transformar en vino bueno, que hace discípulos y hermanos dispuestos a vivir la fraternidad y a ser enviados a “hacer lo que Él os diga”.[1]

Hemos contado con representantes seglares de la Familia “Amor de Dios” durante ocho días. Hermanas, Movimiento Seglar Amor de Dios, Seglares en Misión Compartida y Asociaciones Usera hemos vivido y trabajado juntos día a día. El  apoyo y ayuda de estos hermanos seglares en la búsqueda del deseo de Dios nos ha iluminado el camino.

Ha sido un gozo poder disfrutar de la riqueza que nos han aportado, de la comunión experimentada y compartida. Como primeras depositarias del Carisma, manifestamos nuestra profunda alegría y gratitud porque con nosotras compartieron vida, fe, inquietudes y muchas esperanzas.. El Capítulo fue parábola visible de la belleza de la comunión, de la gratuidad y fecundidad del amor de Dios.

Gracias por el impulso que nos habéis dado para acoger el desafío: “Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis”[2]. Las aportaciones recibidas desde los distintos grupos nos han acompañado y guiado en nuestra búsqueda del querer de Dios para nuestra vida de seguidores de Jesús y el compromiso en la misión evangelizadora. Vuestra oración y los mensajes que nos han ido llegando a lo largo de todos estos días nos hicieron sentiros muy cerca.

Hace seis años, en el Capítulo General, escuchábamos el susurro del Espíritu; abrimos nuestra casa y, sobre la mesa, colocamos el pan del Carisma para que todos pudieran servirse. En respuesta, podemos ahora escuchar: “No estáis solas”. Juntos brindamos con el don del seguimiento de Jesús, desde el Carisma “Amor de Dios”, que compartimos y queremos hacer vida en cada una de nuestras comunidades-misión. Agradecemos al Señor la riqueza de la diversidad de vocaciones en la Iglesia al servicio del bien de todos.

Acogemos con alegría los nuevos aires que el Espíritu nos trae hoy. El camino hecho en común nos lleva a afrontar con responsabilidad el futuro de esta Familia a la que todos pertenecemos.

Desde Caná, donde Jesús transforma nuestra pobre aportación en riqueza que nos llena de gozo y esperanza, somos convidados a salir a Cafarnaúm, con María, la Madre de Jesús, y otros discípulos, para enfrentar los desafíos de la misión que Dios Padre entregó a Jesús y que éste lega a la Iglesia.

Sentimos que es una gran riqueza la llamada que Dios os hace, como seglares, a expresar la experiencia del amor en vuestra familia, en el trabajo, en la economía, en la política, en la sociedad. Nuevos testigos que encarnan el amor de Dios, como sal y luz en el mundo.

El Concilio Vaticano II acentuó el papel del laico en la Iglesia; hoy, el Papa Francisco sigue insistiendo: “Los fieles laicos, en virtud del Bautismo, son protagonistas en la obra de evangelización y promoción humana”[3]

Hermanos,

  • juntos vimos la gloria del Señor, a quien reconocemos como Palabra de Dios encarnada;
  • juntos queremos seguirlo por los caminos que nos indica;
  • juntos bebemos el vino bueno del Carisma para manifestar el amor de Dios en la vida;
  • juntos nos comprometemos a ser discípulos y hermanos en comunidad;
  • juntos caminamos en misión compartida  en los lugares donde estamos;
  • juntos escuchamos la invitación de la Madre para hacer lo que Él nos diga “donde quiera sea necesario”[4].

            El Capítulo fue obra de Dios y obra de todos. Llevarlo a la vida y a la misión tendrá que ser, también, obra de todos. En este cuerpo eclesial y congregacional cada uno desempeña una misión específica para el bien común.

Pedimos al Señor que el Espíritu de comunión y discernimiento, que nos llevó a vislumbrar juntos los caminos que quiere que recorramos en el próximo sexenio, nos dé audacia para seguirlos en fidelidad.

Invocamos al Venerable Padre Usera, el hombre que nació para hacer el bien, y a la Venerable Sor Rocío, testigo actual del Carisma, para que atraigan las bendiciones del Señor sobre la Familia “Amor de Dios”, en este nuevo tramo del camino empezado hace 150 años.

Contamos con la presencia maternal de María, la mujer que provocó la  inauguración de los tiempos nuevos, para que juntos, seglares y hermanas, tengamos el valor de recrear la misión “Amor de Dios” en la Iglesia para el mundo de hoy y del mañana.



[1] Cf. Jn 2,1-12.

[2] Mt 10,8b.

[3] Papa Francisco. Mensaje para el Encuentro de Responsables de las agregaciones laicales eclesiales y de inspiración cristiana. 2014.

[4] P. Usera.